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Mostrando entradas de enero 7, 2018

El placer de escribir, pero no tanto de publicar.

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Desde muy temprana edad, la escritura se convirtió en algo terapéutico para mi. Escribir era lo que me salvaba de mi misma, lo que me ayudaba a pensar, a reflexionar, a crecer, a analizar. Escribía siempre lo que me pasaba, lo que pensaba, lo que creía. Llevaba mi propio proceso, escribía lo que me faltaba hacer y las mentiras que me decían,  pero escondía todo lo que creaba. No quería que lo leyeran, que nadie lo encontrara. Leer poesía, una actividad que se volvió también en mi favorita, me sacaba de los problemas, de los monstruos que yo misma me creaba; así que desde los 8 o 9 años, leía todos los libros de poesía que tenia en mi clase, veía las pinturas que mostraba el libro.   Recuerdo, que inclusive me aprendía de memoria los poemas, las temáticas no estaban muy perdidas en cuanto lo que me pasaba, si me sentía enjaulada, leía Pato de Blas de Otero. Cuando estaba enamorada leía Romance del Conde Niño, si lo que quería era fantasía entonces recitaba el poema de Marga