Encuentros
Jamás
había ido a un lugar así, mis únicos recuerdos de ya casi 10 años, es olor a
madera húmeda, lluvia, era un lugar viejo, tibio, con puertas y ventanas que
rechinaban, una casa que se convirtió en escuela, bueno ahora sé que no era
escuela, pero en ese momento así lo creía, una fuente sin agua y vieja, pequeña
en medio del patio, igualmente pequeño. A la mayoría le daría miedo, pero a mí
me encantaba, fui a esa escuela, porque empezaron a llevar a mis 2 hermanos por
mal comportamiento y yo porque mi madre quería descansar de niños, así que
íbamos martes y jueves por las tardes 2
horas.
De
inmediato, me hice un amigo Daniel, teníamos gustos parecidos, el tenia 12 años
y yo 10, los 2 hablábamos de juegos, yo-yos y partidos de baloncesto, yo estaba
en el equipo de mi escuela, al igual que él. En el “salón” que era más bien un
cuarto grande con cojines de colores en el piso, la maestra hablaba y preguntaba
porque nos habían llevado, la mayoría
por mal comportamiento, otros eran inquietos o berrinchudos, yo no iba a decir
que era porque mi mamá me lo había pedido, así que dije lo mismo que los demás,
era inquieta y no obedecía. Estábamos divididos en edades, y como tenía 10 años
estaba en el último grupo con niños de 10 a 12 años, ya que no había más
maestros.
En la clase, jamás oí a la maestra, siempre
platicaba con Daniel, el primer día cuando salimos al receso me encontré con un
fantasma, era de piel moreno claro, casi un poco blanquita, pelo negro y largo,
algo ruda, con su MP3 y hermosa, molestaba
mucho a Daniel, yo en silencio, mirándola, ella sonriéndome, le pregunte con
que maestra estaba, para cambiarme a su
salón, - en ese – me respondió y señalo un salón solo, sin luz, en realidad,
creí que era un fantasma.
El
recreo termino, regresamos al salón y la maestra la llamo, que entrara a
nuestro salón, ella no quería decía que estaba en otro salón, donde no había
nadie. Todos los días era lo mismo, ella nunca entraba con nosotros porque
decía que estaba en otra clase, la clase donde no había más compañeros que ella
y donde no había maestra. Al final, ya era de noche, me presente y ella me dijo
que se llamaba Carlos, pensé que era una broma, después me dijo Daniel que era
un apellido, jamás lo había escuchado y nunca supe su nombre de pila.
Después,
solo esperaba esos días para verla, nunca hacia caso en el salón, me salía al
baño para ir al salón de Carlos y saludarla, el cual estaba enfrente del mío,
me sentaba en la dirección donde podía verla en su salón, escuchando música,
las puertas eran de madera y vidrio, así que podía verla, Carlos tenía 11 años
y le gustaba el futboll americano, baloncesto y futbol soccer, a mi me parecía
agradable, a Daniel lo golpeaba mucho, parecía que ya se conocían, a mí, solo
me sonreía, como me encantaba, había mitos como en cualquier lugar, del
fantasma en el baño, así que a la salida cuando todo estaba oscuro apostaban
para ver quien llegaba más lejos, yo no daba ni un paso hacia el frente, Daniel
queriendo jactarse y parecer valiente, no se a quien si solo estábamos nosotros
3, caminaba más de la mitad y Carlos riendo, caminaba tranquilamente hasta
entrar en el baño y cerrar la puerta a oscuras.
En
los juegos, Daniel a pesar de ser alto, algo robusto, moreno, muy pocas veces
le ganaba a Carlos en carreras o lo que sea que hiciéramos, Carlos era una niña
pequeña, delgada, parecía frágil aunque de eso no tenía nada, y a veces hasta
parecía que se iba a romper en las vencidas y terminaba ganado, aunque Daniel siempre
insistía en que le había hechos trampa, con clavarle las uñas.
Cuando
salía del salón, con mi escusa de ir al baño, me iba a platicar con Carlos
quien conocía muchos artistas de música que no había escuchado nunca, en cambio
yo le enseñaba mis acuarelas, mis pinturas y a ella le encantaba, no eran
buenas, solo eran sombras de distintas
tonalidades.
Un
día, llegue tarde, pero todos estaban haciendo una actividad en el patio así
que sin llamar la atención me acerque, y asuste a Daniel, a él al darse la
vuelta se le cayeron algunas flores.
- Lo lamento, para quien son??
- Para nadie…
- Mm… no me vas a decir, pensé que
éramos amigos, no me voy a reír
- Este….- muy nervioso y casi se le caen
de nuevo, ahora llega Carlos por atrás y le sonríe.
- Oh... unas flores, para quien son…
- ¡¡Cállate!!! – más nervioso – son para
ti!!!
- ¿Para mí? – no lo dice con sorpresa,
sino con burla.
- Si, ahora ya cállate y da las gracias.
- Jajjajaja – le da la mano – Gracias.
Daniel,
se va de ahí, muy enojado, yo empiezo la actividad como todos, y ahora me doy
cuenta, por eso pelean tanto, aunque es muy tonto como peleas a alguien que te
gusta, yo jamás peleare a Carlos.
Casi
terminaba la terapia, ya habían pasado 3 meses y no quería irme, el martes no
hable mucho en clase con Daniel, era la última vez que yo iría aunque Carlos
iría mucho mas, no sé cuánto. Estaba en la ventana mirando a Carlos y Daniel
hablando, ahora que los veía de lejos me daba cuenta, eran muy parecidos, como
hermanos. Daniel, caminaba hacia mí, yo estaba adentro del salón, abrí las
ventanas de cristal para saludarlo, el me miro, con una expresión extraña, se
acerco a mi oído y lo que escuche, me dejo en shock, jamás pensaba en escuchar
algo así de un hombre, que cosa tan mas rara.
-
Claro
que no - dije con firmeza, aunque amable.
El
se fue directo al baño, Salí del salón y fui con Carlos que no dejaba de reír
- ¿De qué te ríes?
- De nada.
- ¿Nada?
- Sé que te dijo.
- Ahh…
Ella
seguía riendo, ahora yo tenía la misma expresión de Daniel, me arme de valor,
no sabía cuánto tiempo la vería mas, me sentía mal con Daniel, pero me
importaba mas Carlos.
- Carlos, tengo algo que preguntarte…
- ¿Qué? – seguía riendo.
- ¿Te gusto?
Se
quedo helada, como cuando te pillan por hacer una travesura.
- ¡No! – pero parecía un sí.
- ¿Porque te presentaste como Carlos?
- Así me llamo.
- Si pero debes tener un nombre de
mujer, ¿no? como yo.
- No me gustas – se volvió agresiva y
seca, pensé que me golpearía
- Que mal… me iré y no sabré tu nombre
- Empieza con A.
- Claro… entonces… ¿no te gusto?
- No…
- Ok, tu hermano… dile que lo lamento
debe estar chillando en el baño
- Si es un llorón, pero ¿cómo sabes que
somos hermanos?
- Se parecen.
- Ahh….
- Llego mi mamá. Me tengo que ir.
Fui
al salón por mis cosas, ella me esperaba afuera.
- Si me gustas.
- Lo sé, tú también a mí.
- Ok. Eso es lindo. – se sonroja.
- Adiós, Carlos – me despido con la mano.
No
la volví a ver nunca, a veces me acordaba de ella, hasta que me olvide por
completo.
Muchos años después, cuando entre a la
universidad, estaba en un café, cuando entra una chica, con pelo corto, de cara
y cuerpo andrógino, hermosa. Pedí un café, y la mire en otra mesa, ella estaba escribiendo,
me quede hay mirándola, el café se acabo y me fui de ahí.
A
los 2 días empezó las clases de pintura en acuarela, la cual necesitaba para
pulir mi técnica, la maestra entro al salón, tenía el pelo corto, con cara
andrógina, hermosa. Su nombre empezaba con A y se apellidaba Carlos, que
extraño, jamás lo había escuchado.
KARINA ESMERALDA GALLEGOS BAÑUELOS
LIC. Psicología
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