El espacio que una es
En este mundo donde abunda la presuntuosa
artesanía retórica, lo que quiero escribir seguramente
ya está escrito en mí; tengo que aprender a
copiarme con cuidado, delicadamente.
Vivo de mí misma, como si comiese mis propias
entrañas, mientras me pierdo en devaneos deslumbrantes
y pequeñas alucinaciones.
Una contracción violenta / la supresión de
imprescindibles nexos. Escribir (para mí) es donar
los órganos y luego habitar ese espacio de desposesión
en la obstinada confianza de alcanzar la
verdad y algún tipo de belleza.
Necesito contar mis tristezas, mis deseos, las
fantasías que alborotan mi cabeza. Necesito vivir
lo que escribo, ser autora y dueña del sentido de lo
que digo. Ser trascendida por un texto que rechace
la sumisión. Palabras marcadas por mi propio
jadeo de mujer que se niega a ser sacrificada.
Escribir como hablo: involuntaria y sola. Descubro
fórmulas mágicas que me abren compuertas,
voces que develan mi inconsciente. La fuerza
del hueco que se abre y me permite penetrar en lo
indiviso.
Entro y salgo entre dos crepúsculos: la poesía
y el ensayo. Habito la deficiencia del lenguaje.
Exploro su vaguedad y sus contradicciones. La
palabra no puede ser adorno artísticamente vano
o bien un tornillo prescindible.
Escribo en celo: mi urgencia creativa se multiplica.
Soy un cuerpo de mujer que reflexiona y se
abre como una inagotable caja de resonancias.
La palabra será llave o herramienta. Construyo,
pueblo los espacios, modulo el grito, recibo
el toque, matizo el golpe, respeto el gesto.
Tengo dos llaves: la del paraíso y la de la
muerte. No seguiré esperando que me muestren el
camino. Hasta el final del sacrificio se me ordenó
no hablar: el deseo de dominio suscribe pactos de
silencio. Me salvo escribiendo. Me resisto a la obediencia
uniformada.
Necesito confrontarme en la oscuridad de los
laberintos de mi propia novela. Poner a descubierto
el dolor de los personajes que me habitan;
que dialoguen entre ellos en ese lenguaje utópico
que tolera las fisuras y las deformaciones de la
ilusión. Se conmueve mi propia galaxia.
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